qué me importás? todo lo que puedo.

Estratégica e inconscientemente siempre está atacando el arrepentimiento. Para revivirlo se está haciendo necesario  recrear la escena y ponerte en la piel de lo que fuiste hace dos sábados. Lo que satisfizo una necesidad vacua.

Tengo los 100 pesos que usé para tu cumpleaños. Hoy voy a verte y pretendo estar más linda que la última vez. Aunque para vos soy siempre la misma. Y eso pasó de ser demasiado bueno a ser el peor destino al que podría haber llegado. Podría salir a ignorarte. Podría, si pudiera sumergirme dentro de una ola que te pase por arriba y te deje revolcado en la orilla, o lo que sería mejor, que te ahogue en la profundidad y te pierda para siempre. No puedo crear esa ola.

Finalmente lo cierto es que voy a usar la plata para cualquier cosa que me vincule a vos. O la voy a guardar para tu próximo cumpleaños. No se me ocurre otra. Voy de acá para allá y que estoy y que no estoy pero sabés que es una pobre forma de pedirte que me prestes un poquito de atención como sea, no importa, che no puede ser, acá la que tiene que ignorarte soy yo y lo único que obtengo es ser un maniquí más en la vidriera. Cuando empiezo a pensar que la situación no puede empeorar – porque en realidad siempre te confío un poco de consideración- me quedo paralizada en el medio de la calle, sola, como siempre sin ni siquiera – por vos, y gracias a mí ingenuidad-  haber conseguido un tipo que me ayude a enterrarte en la isla del olvido.

Entonces, yo acá en el ojo de la tormenta con todo el desprecio que me escupiste perdí la hoja de instrucciones. Voló y se me fue pendiente abajo, y , – eliminando toda posibilidad de salvarla- siguió la corriente hasta desintegrarse en la alcantarilla.

Después de un momento ya ni sé que quiero. Como siempre… Cuántas veces voy a repetírmelo? cuántas veces tengo que insinuártelo? Ya no alcanza. Yo no alcanzo. O simplemente no hay nada  suficiente para el monstruo en el que te convertiste. Está bien. Vamos a ser claros.Te convertiste o te convertí? Ya da lo mismo porque no pienso atarme otra vez a lo que pretende ser mi voluntad y en realidad es la tuya. Mi objetivo siempre fue consentirte. Luego cuidarte. Acercarte y esperarte. Demorar tu partida. Mi estrategia consiste en hacer todo más largo. Dar vueltas. Finalmente todo deriva  para mí en el camino más costoso.

No te tengo a vos… Tampoco tengo orgullo…