La pieza está desordenada por la droga y entorno a ella, te pareció o pensás, la puta madre, era la primera vez que te reías. Te pegó el mal de amor, te llenaron la cabeza con eso de que la felicidad es un estado utópico e inexistente y ahora ranchás en el techo con los días golpeándote la sien. Te vi pasar por última vez, tu cabeza funcionó de más, cual canasta de macumbas te llenaste de humo negro y de tormenta el interior, te clavaste al más allá y ahora no podes bajar. Qué pasó, dónde fue, dónde te metiste, porque siempre hay algo para acotar, pasa que te encontraste no pudiendo romper el círculo de ansias que te enferma; entonces todos te perdieron de vista, hasta ella, que supuestamente te había sacado la ficha y a quien vos supuestamente le hiciste un mini altar el día que te hizo sentir un poco más vivo. Nada de esto concluyó en un final medianamente feliz ni estará influenciado por las canciones que escuchabas esa noche, porque la puerta quedó abierta. Sería bueno no tener demasiado que querer, olvidarte de ese mal, una colección de trinchetas no te va a devolver el ardor que te prendió el cuerpo aquella vez, y para bancarte un momento de silencio no hace falta masticarte la lengua. Me lo dijiste vos, “no hay nadie que tenga el deber de venir a resucitarme”, se lo escuchaste a un chabón al que le habían partido la jeta. Te burlaste y ahí estás, ella te siguió la corriente y andá a saber en qué mambo terminó, mejor ni pensar. Si volvés al lugar en dónde la encontraste procurá reventar todos los recuerdos en los que aparecen ambos como unidad y devolvele las yantas al pibe. Si te animás a preguntar qué te pasó tal vez no puedas contestar. Si te creo cuando estés o si le restás tiempo a la histeria, a las pastas o al bajón, te prometo no va a haber más, no hay más secretos.
1 comentario:
teamotantocositaqueyanosequedecirte♥
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